La gran fiesta que se desencadena con la pesca del pez más famoso del Orinoco, comienza a deleitar a más de uno que quiere quedarse atrapado en la atarraya de las guayanesas
En esta época, el pescador va sintiendo en su curtida piel el fresco viento “Barinés” que sopla de oeste a este. Un viento que le aviva su corazón de emoción, fe y esperanza porque “el río se está rizando de zapoaras otra vez”. Así lo vive y lo canta la tradición bolivarense cada agosto cuando los habitantes de esta tierra se aglomeran a lo largo del Paseo Orinoco para participar de uno de los espectáculos más populares y representativos del jolgorio bolivarense. La gran fiesta que se desencadena con la pesca del pez más famoso del Orinoco comienza a deleitar a más de uno que quiere quedarse atrapado en la atarraya de las guayanesas, al comerse la cabeza de la zapoara. La Feria del Orinoco arranca a mediados de agosto, con la esperanza de disfrutar hasta la saciedad de unas ricas zapoaras rellenas de casabe adobado.
En esta época, el pescador va sintiendo en su curtida piel el fresco viento “Barinés” que sopla de oeste a este. Un viento que le aviva su corazón de emoción, fe y esperanza porque “el río se está rizando de zapoaras otra vez”. Así lo vive y lo canta la tradición bolivarense cada agosto cuando los habitantes de esta tierra se aglomeran a lo largo del Paseo Orinoco para participar de uno de los espectáculos más populares y representativos del jolgorio bolivarense. La gran fiesta que se desencadena con la pesca del pez más famoso del Orinoco comienza a deleitar a más de uno que quiere quedarse atrapado en la atarraya de las guayanesas, al comerse la cabeza de la zapoara. La Feria del Orinoco arranca a mediados de agosto, con la esperanza de disfrutar hasta la saciedad de unas ricas zapoaras rellenas de casabe adobado.