04 mayo 2006
“Podemos vivir de una sola especie vegetal del Escudo Guayanés”
Las comunidades indígenas de San Francisco de Yuruani, Kumaracapai y la comunidad de El Paují están luchando por concretar el proyecto “Unión Morichal”, porque están convencidos que a través de un plan de manejo y de conservación de la palma de moriche, su vida en la Gran Sabana será sostenible en el tiempo
Los morichales contribuyen a la permanencia de las aguas en el tiempo. Son una fuente de trabajo para los indígenas de la Gran Sabana y tienen una importante función en el balance hídrico de los ríos. Condiciones que las comunidades indígenas de San Francisco de Yuruani, Kumaracapai y la comunidad de El Paují, en la Gran Sabana, conocen muy bien por lo que han decidido integrarse con el objetivo de impulsar el proyecto “Unión Morichal”.
Este proyecto comenzó a idearse en mayo de 2005 luego de la experiencia exitosa que obtuvieron con la recuperación de un morichal en la zona de El Paují, lo que ha llevado a estas comunidades del sector Oriental del Parque Nacional Canaima a estar convencidas de poder vivir del manejo sustentable de estos ecosistemas que a su juicio, ha sido un recurso subutilizado.
UNA PALMA BENEFICIOSA
Según el Libro Botánica On Line de la Universidad de Los Andes, los morichales corresponden a sabanas de suelos inundables, dominados por la palma moriche o Mauritia flexuosa propias de los Llanos venezolanos y del sur del Orinoco, en los estados Bolívar y Amazonas. Los suelos de los morichales son siempre húmedos y poseen una flora característica asociada con ellos y no localizable en otros lugares de la sabana. La palma de moriche puede alcanzar alturas hasta de 18 metros y sus frutos son consumidos por diversas especies de mamíferos y aves silvestres y tal como lo señala la organización ambientalista Parkswath, “las hojas de la palma moriche han sido utilizadas tradicionalmente por las comunidades indígenas para la construcción de los techos de las viviendas y chinchorros”. Precisamente, Parkswath señala que el crecimiento de la población ha incrementado la demanda de este recurso, por lo que en ciertas formaciones de morichales se observa una extracción excesiva de las hojas de esta planta.
Al respecto, la investigación desarrollada por María Elena Ponce, María de Lourdes Olivo y Fred Stauffer sobre “Mauritia flexuosa L.F. (Arecaceae): Una revisión de su utilidad y estado de conservación de la cuenca amazónica, con especial énfasis en Venezuela”, reveló que el moriche es un recurso subutilizado con un gran potencial económico. “Si bien esta especie tiene una amplia distribución en América tropical, sólo los Warao del Delta del Orinoco y los criollos han aprendido a explotarla eficientemente para satisfacer sus múltiples necesidades. Visitas y entrevistas realizadas en los mercados, comercios y centros turísticos en los estados Amazonas, Delta Amacuro, Guárico y Monagas, muestran que los frutos y hojas, así como los productos derivados de éstos, son muy cotizados por los turistas y población local, generando fuentes de ingresos adicionales al núcleo familiar”. Sin embargo, la investigación -publicada en el volumen 23 del Acta Botánica de Venezuela del año 2000-, añade que “a pesar de la importancia ecológica y valor cultural de las comunidades de morichal, poco se conoce sobre la morfología de la especie, estrategias de regeneración y estado de conservación de las poblaciones naturales, las cuales son susceptibles de ser afectadas por actividades relacionadas con la explotación petrolera y agroindustrial, así como por quema, tala y extracción indiscriminada de sus hojas con fines lucrativos”. Cabe destacar que esta investigación así como la participación de la profesora de la UCV, Maria Elena Ponce quien fomentó en estas comunidades la posibilidad de vivir de la palma de moriche a través de un plan de manejo y conservación del recurso, fundamenta el proyecto Unión Morichal.
UNIÓN MORICHAL
Alfredo Oronoz, administrador de fincas especializado en apicultura en el Instituto Universitario de Tecnología y Agricultura Simón Bolívar de los Colegios Mundo Unido y uno de los entusiastas participantes del proyecto señaló que Unión Morichal persigue el manejo sustentable de la palma de moriche, el buen uso del agua y todas las tecnologías que están establecidas para consolidar una granja integral autosuficiente. “Podemos vivir de una sola especie vegetal del Escudo Guayanés”, sentenció Oronoz quien confiesa que se están perdiendo las comunidades de morichales “que es una especie nómada y con los continuos incendios, al quemarse la copa, muere la palma por completo”. El proyecto consiste en un aprovechamiento integral de la palma de moriche a través de un plan de manejo y conservación de este recurso de forma sustentable que les permita la elaboración productos alimenticios como pulpa, mermeladas, vinos, tortas, panes, cremas o queso de moriche; así como también algunos cosméticos como jabones y aceites. Dice que aunque parezca poco, el trabajo ha sido “de hormiguita o abejita”, al tratar de incorporar a las comunidades indígenas en este proyecto. El mayor apoyo lo hemos conseguido de la gente de la escuela técnica de Kumaracapai y de la comunidad de El Paují, agricultora y artesana. “Gente que vive con ganas de que su ambiente se mantenga siempre sano”.
En los actuales momentos, están en la fase del marco metodológico del proyecto para ser presentado a varias instituciones. Sin embargo, trabajan en la sensibilización de la comunidad para ir incorporando un mayor número de seguidores de este proyecto aunque como expresa Oronoz “la poca participación ha sido con mucha magia y amor”. De ahí que vienen dictando en las comunidades pequeños talleres de producción de plantas desde el proceso de germinación hasta la siembra en su lugar definitivo. “Les enseñamos desde cuando bajan las semillas de los árboles que ya han sido identificados y diagnosticados como árbol padre, hasta la siembra pasando por el proceso de construcción de semilleros, escarificación y germinación de semillas”. Además, mientras concluyen el proyecto, han conformado dos comités conservacionista que trabajarán en el plan nacional de reforestación reproductiva impulsado por el Ministerio del Ambiente. “El único apoyo que hemos recibido”.
PLAN DE ORDENAMIENTO
Alfredo Oronoz denunció que aún no existe un plan de ordenamiento y uso de la Gran Sabana, “sólo existen 12 páginas de Gaceta Oficial que se refiere al sector occidental de Canaima, pero no para el sector oriental donde está la Gran Sabana donde ha habido un rápido crecimiento poblacional y en donde existen muchos factores de degradación como la minería”. Solicitó a Inparques y al Ministerio del Ambiente trabajar en la elaboración del plan de ordenamiento, “donde participemos todos”. Está convencido que al nombre del Parque Nacional Canaima debe agregarse Protector de la Etnia Pemón de la Cuenca del Río Caroní, porque hasta ahora esa figura jurídica no significa nada. Advirtió que era necesario resolver los problemas de las comunidades mineras como Ikabarú, “porque sino estamos en una contradicción al generar una fuente de energía hidroeléctrica cuando al río Ikabarú lo está destruyendo esta actividad”.
VINO DE MORICHE
Durante el I Congreso Internacional de Biodiversidad del Escudo Guayanés realizado en Santa Elena de Uairén en marzo de este año, llamó la atención el brindis realizado con vino de moriche elaborado por la comunidad de El Paují. Un proceso que comienza cuando se tumba el racimo que tiene gran cantidad de semillas -un racimo puede contener de mil a cuatro mil frutos-, los cuales se remojan en agua y a los 2 ó 3 días se están escarificando –separación del fruto de la semilla-. Este proceso es previo a la germinación de la semilla. Se saca la corteza y lo que queda es el fruto, la semilla está lista para ser sembrada en un suelo desinfectado y el fruto al tenerlo hidratado ya está desprendiendo sus nutrientes, luego se licua y se deja fermentar por tres meses. Salud!
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1 comentario:
Hola es un placer encontrar en internet su página y las actividades que conjuntamente con Alfredo vienen realizando.
Yo estoy preparando un Blogg dedicado al moriche.
Arduo el trabajo de integrar al hombre de forma armoniosa a su ambiente.
Un abrazo
María Elena Ponce
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