05 octubre 2006

La opción en la cuenca del río Caura no es la minería


Un total de 19 instituciones venezolanas y extranjeras alzaron su voz por la conservación de una de las pocas cuencas prístinas del planeta, en un claro rechazo a la actividad minera que pretende instalarse en los bosques de la que consideran la mayor frontera forestal tropical del mundo

-¡No queremos la minería en la cuenca del Caura!
Así, de forma tajante y sin medias tintas, un total de 19 instituciones venezolanas y extranjeras alzaron su voz por la conservación de una de las pocas cuencas prístinas del planeta, en un claro rechazo a la actividad minera que pretende instalarse en los bosques de la que consideran la mayor frontera forestal tropical del mundo. La presencia de mineros en la cuenca del río Caura encendió la alarma en el mundo académico y científico no sólo del estado Bolívar, sino de la red internacional de investigadores que desde los años 80 vienen levantando la información básica de uno de los ecosistemas que “sobresale a nivel nacional y mundial por su megadiversidad biológica, su sociodiversidad, su recurso hídrico y su pristinidad”.
El aula cinco de la sede de la UNEG en Chilemex reunió la noche de este viernes a un grupo de investigadores de la Unexpo, UDO, Fundación La Salle, UNEG y representantes de las comunidades indígenas Yekuana para dar a conocer la posición fijada por las 19 instituciones respecto a una actividad que a su juicio amenaza el futuro de toda una generación. “La minería ilegal no ofrece un modelo de comportamiento ciudadano. Esa minería es una actividad transgresora que compromete la construcción del país que queremos. Un minero con chupadora o balsa, independientemente de su origen cultural, es una amenaza contra el futuro de todos”.

DDHH PARA TODOS
El documento que fue expuesto por los investigadores Judith Rosales, Alexander Mansutti y Hernán Castellanos de la UNEG; Flor Meléndez de la Unexpo; Luís Pérez de la Fundación La Salle y Alberto Rodríguez de la comunidad Yekuana, advierte que durante los sucesos ocurridos en el Caura “indígenas y ambientalistas han sido sometidos a violaciones de sus derechos humanos (golpes, saqueo de algunas viviendas y quema de obras). Muchos debieron huir en medio de la noche. Ello ha sido silenciado. La defensa de los derechos humanos no tiene buenos y malos. Todos deben ser defendidos”.
Asimismo, niega que en el Caura haya existido una historia de minería y que “en su mejor momento, no ha involucrado directamente más de 15.000 personas” en todo el ámbito regional. Considera que esta actividad “genera mucho más costos que los beneficios que distribuye entre sus practicantes, costos que todos debemos pagar. Su importancia económica ha sido burdamente sobredimensionada. La opción en el Caura no es la minería, es el aprovechamiento sostenible con participación activa de las comunidades locales”. El documento apoya el plan de ordenamiento que actualmente se redacta desde el Ministerio de Ambiente por cuanto “garantiza el reconocimiento de los hábitats indígenas en el alto Caura y planes de uso con actividades económicas, ecológicas y socialmente sostenibles en el bajo Caura. Una región que tiene el potencial para mantener a todas sus poblaciones. “Sólo debemos ser sensatos. Allí la minería no es el futuro”.

CONSECUENCIAS PARA EL ECOSISTEMA
Aunque las fotos que evidencian el daño ambiental ocasionado por la actividad minera de aluvión “hablan más que mil palabras”, las consecuencias para el ecosistema son innumerables. Entre las que menciona el documento se encuentran:

1 Deforestación de cabeceras del bosque riparino (que nacen en las riberas de los riachuelos), lo que conlleva un aumento en la turbidez del agua, remoción de sedimentos y colmatación de cauces. Eso cambia la fisicoquímica y calidad del agua y por ende la fisiología de los peces. Con la consecuente desaparición y extinción local de las especies.
2 Entrada al sistema de mercurio vía cadena trófica desde invertebrados acuáticos hasta el humano, perjudicado principalmente a los indígenas y criollos que dependen de este alimento. El mercurio es bioacumulativo y por encima de 0.5 microgramos/gramo (que es lo que permite la OMS), puede ser tóxico. Está demostrado el alto nivel de bioacumulación que ha ocurrido en la cuenca del Caroní como resultado de la minería de oro. Por ser un metal pesado no degradable, los lechos fluviales y lacustres contaminados con mercurio tienen capacidad para continuar liberando el tóxico durante siglos. Los mineros y sus vecinos, al quemar la amalgama de oro-mercurio, se contaminan acumulando progresivamente el tóxico y avanzando en los síntomas de la enfermedad conocida como hidrargirismo. Los consumidores de pescado se contaminan con metilmercurio, desarrollando la enfermedad de Minamata en función de los niveles de contaminación y de la frecuencia de consumo.
3 Caída de la pesca, principal fuente de sustento del área, tanto a la ornamental, deportiva, de subsistencia como artesanal. El impacto no es sólo local sino que tiene un radio de acción importante.
4 Con la entrada de la minería hay una mayor demanda de recursos naturales, especialmente pesca. Eso trae consigo una sobreexplotación de los grandes carnívoros (bagres, pavones, curvinatas) y otros herbívoros (morocoto, palometas, boconas), que son importantísimas para los yekuanas.

Asimismo, la declaratoria indica que debido a la alta productividad y diversidad biológica del ecosistema ribereño del Caura, “cualquier intervención en la carga sedimentaria como la que produce la minería de oro aluvial alteraría la dinámica hidráulica del río y su equilibrio con el hábitat y la biota ribereña existente. Hemos demostrado la alta dependencia directa e indirecta que tienen los Yekuana de los recursos de los sistemas ribereños sobre los cuales se sustenta su vida cotidiana (Rosales y Knab-Vispo publicación Libro N. 7 de Scientia Guianae), por ejemplo mas de un 70% de las plantas tienen utilidad”.
Los expertos resaltan la importancia de la red hidrográfica del Caura cuya cobertura vegetal está dominada por formaciones de bosques húmedos.
“Está bordeada por bosques ribereños que exhiben diferentes relaciones ecohidrológicas con los ambientes acuáticos que determinan la estructura y composición de estos ambientes ecotonales tierra-agua. Estos bosques ribereños a pesar de tener una baja diversidad local, generalmente asociada a la intensidad de la inundación, se diferencian de los ecosistemas de tierra firme añadiendo información de diversidad de paisaje y regional relacionada con la hidrodinámica y características geomorfológicas particulares de cada paisaje ribereño funcional. De allí la importancia de su conservación en términos de representatividad y unicidad taxonómica”.
Este documento se hará circular a través de la red internacional de investigadores y científicos para que continúen anexándose un mayor número de personas en defensa del “bono que sus hijos tienen para vivir en un mundo vivible”.

SINERGIA
Los resultados del Foro “Minería en la Guayana Venezolana”, realizado en marzo de este año en el marco del I Congreso Internacional de Biodiversidad del Escudo Guayanés”, evidenciaron una debilidad institucional y de Estado para la administración de la minería y sus consecuencias sociales y ambientales. Los asistentes al Foro advirtieron la necesidad de crear la sinergia para integrar el sistema humano y el sistema natural en búsqueda de un manejo racional. Asimismo, advirtieron que “aunque se ha hablado de la reconversión todavía no se vislumbra una factibilidad social y territorial para implementar estas alternativas”. En tal sentido exhortaron a conformar un equipo de trabajo interdisciplinario, interinstitucional y con actores locales con el fin de desarrollar un proyecto de saneamiento ambiental en Guayana que incluya como fases: la auditoria ambiental, fortalecer y crear líneas de investigación con enfoque de investigación aplicada, y el desarrollo de acciones cuidadosamente elaboradas de manejo que cuenten con seguimiento y continuidad. Finalmente, se estimó repetidamente la necesidad de educación ambiental y de capacitación local para formar nuevos promotores que estructuren opciones de comanejo.


Razones para conservar
El grupo de 19 instituciones que avalan esta declaratoria consideran que la alta diversidad y la insuperable belleza escénica que alberga la cuenca del Caura desde los legendarios tepuyes y los complejos rocosos hasta las planicies aluviales son razones suficientes para su conservación. Un ecosistema que además posee:

1,4 toneladas de billones de biomasa que equivalen a más de 700 millones toneladas de carbono
2.600 de especies de plantas vasculares agrupadas en 661 géneros y 172 familias
Ato endemismo con más de 88,3 % de géneros
17% de la diversidad vegetal de Venezuela y 28% de la diversidad vegetal de Guayana
32% de las especies faunísticas reportadas de Venezuela y 53% de las especies únicas de la Guayana Venezolana
168 especies de mamíferos
475 especies de aves
34 especies de anfibios
53 especies de reptiles
191 especies de peces
9 especies de crustáceos
3 especies de moluscos
13 especies fueron endémicas a Venezuela
35 especies están en peligro
251 tienen distribuciones restringidas a la Guayana Venezolana.

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