24 noviembre 2006

La minería es la amenaza más grave que enfrentan las sociedades indígenas del alto Caura


Así lo advierte el antropólogo e investigador de la Uneg, Alexander Mansutti quien considera que los pueblos indígenas “han logrado mantener una enorme coherencia cultural porque han administrado con sabiduría sus relaciones con la sociedad industrial y occidental”

La amenaza de una arremetida minera en la cuenca del río Caura mantiene en vilo a las comunidades indígenas hotis, ye'kwanas y sanemas que hacen vida en una de las áreas boscosas más ricas e importantes del planeta por su megadiversidad biológica, su diversidad cultural, su alta producción hídrica y los servicios ambientales prestados a la humanidad, tal como lo señalaron en un comunicado nacional el grupo de científicos que vienen desarrollando investigación en esta vasta región de 5 millones de hectáreas.
En este pronunciamiento, un sinnúmero de investigadores dieron su apoyo a estos pueblos por considerar que “su integridad cultural y socioambiental se ve gravemente amenazada por la actividad minera”, entre ellos el antropólogo e investigador de la Universidad Nacional Experimental de Guayana, Alexander Mansutti.
Graduado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México con Magister Scientiarum en Biología (mención Antropología) del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y doctorado en Antropología Social y Etnología de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris, Mansutti lleva 28 años dedicado a la antropología con amplios estudios en la promoción del desarrollo sostenible en comunidades indígenas, por ello su firma avala el sentir de los científicos de Guayana por alcanzar un “desarrollo ecológicamente responsable, socialmente pertinente y económicamente eficiente” en la cuenca del Caura, pero ¿Cómo lograrlo?

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de la actividad minera en una cuenca prístina como la del Caura?
La actividad minera, una vez que se instala, promueve la estructuración de redes sociales que inmediatamente impactan su entorno. El primero es el aumento de los precios de los bienes y servicios, en Maripa sobretodo. Luego se van creando asentamientos efímeros que se van moviendo de sitio en sitio a medida que vayan apareciendo bullas. Los cuales aparecen y desaparecen, salvo unos pocos que se convierten en centros de prestación de servicios donde puede haber aeropuerto, bares, prostíbulos, escuelas, compradores, barracas de alojamiento y a veces escuelas y dispensario. Sin embargo, estos centros poblados también tienden a desaparecer por el carácter itinerante de la minería, perdiéndose de esta manera la inversión hecha. La zona del alto Caura es endémica en paludismo la cual se agravaría con la actividad minera y traería otras endemias de fácil expansión en el Caura como el dengue, además de las enfermedades de transmisión sexual como el Sida, los VPH (Virus de Papiloma Humano), la gonorrea y la sífilis. Los niveles de salud de las comunidades del Caura y especialmente de Maripa se verían gravemente alterados.
Por ser refugio de sectores del lumpen urbano y por la ausencia del Estado en los sitios donde ella se ubica, la minería ilegal trae consigo actividades delincuenciales asociadas: aumento de robo y asesinatos, de delitos asociados a la ingesta de psicotrópicos, el tráfico de drogas y la trata de blancas. Ello perturbaría gravemente la tranquilidad y calidad de vida no solo de los sitios mineros sino también de las comunidades indígenas y criollas locales. Sin embargo, es en el aspecto de los valores socioculturales donde el impacto de la mina es más desastroso.

¿Cómo catalogaría la actividad minera ilegal?
La minería es por definición una actividad que promueve el espíritu trasgresor, la avaricia desenfrenada, el desarraigo, el oportunismo, el ejercicio arbitrario de la violencia y las cayapas. Es transgresora porque todos los mineros ilegales saben que su actividad contraría la ley y a pesar de ello continúan realizándola; cuando tienen muchos años en ello generan una cultura que desvaloriza la ley y su acatamiento. Se convierten entonces en seres con graves déficit de ciudadanía. Abusan en el ejercicio de sus derechos y desconocen el derecho de los otros. Promueve la avaricia, porque ella se construye sobre el mito de que siendo minero se puede embombarse y hacerse rico de un día para otro.

¿Cómo impacta la actividad minera en la cultura indígena?
La minería es la amenaza más grave que deben enfrentar las sociedades indígenas del alto Caura. Se trata de pueblos que han logrado mantener una enorme coherencia cultural porque han administrado con sabiduría sus relaciones con la sociedad industrial y occidental. En efecto, ellos se han venido integrando a la sociedad nacional sin sacrificar lo mejor de su repertorio cultural. Son hoy más venezolanos sin haber dejado de ser ye'kwanas, sanemas y hotis. La presencia minera se convierte en un gravísimo elemento perturbador de su integridad sociocultural. De hecho, había unos pocos indígenas haciendo minería que ya habían creado gravísimos trastornos internos pues habían obligado a hacer asambleas en la que la pelea había sido intensa entre los transgresores y los representantes legítimos de todos los pueblos indígenas del Caura. Se les conminó a dejar la actividad so pena de que serían entregados a las autoridades por sus propios hermanos por traicionar a sus pueblos. Esto es muy grave en sociedades donde se valora muchísimo las relaciones entre todos los miembros del grupo. Si tan grave decisión se tomó con apenas unos pocos, imagínense ustedes qué pasaría si fueran muchos los mineros indígenas. El hecho es que hasta ahora las organizaciones indígenas del Caura y los líderes comunitarios han logrado parar la minería entre sus hermanos. Ello sería imposible si la actividad minera realizada por los criollos se implantase en el Caura. La tendencia natural es que estos pueblos indígenas se fueran integrando paulatinamente a la minería poniendo en riesgo la integridad cultural de quienes durante siglos han sido los garantes de la integridad ambiental de la región del Caura. Para garantizar la integridad sociocultural de hotis, ye'kwanas y sanemas es necesario que se expulse toda actividad minera del Caura.

¿Cuáles pueden ser los aportes de la investigación ambiental, de los investigadores y organizaciones no gubernamentales, entorno al problema minero que está presente en la cuenca del Caura?
La investigación socio ambiental tiene por función diagnosticar la situación, tanto de estudios de línea base como de estudios de procesos complejos. Una vez que se tienen los diagnósticos, los investigadores tanto públicos como privados están en la obligación de valorar las mejores prácticas para primero conseguir opciones rentables y sustentables para los pobladores del Caura y segundo, tener un inventario de las mejores prácticas llevadas a cabo en situaciones similares. En resumen, su rol está en diagnosticar, proponer alternativas y orientar o compartir el diseño y la implementación de programas de desarrollo sustentable.

¿Existe una línea base para poder medir la afectación ambiental del Caura?
Hay estudios que permiten tener una valoración de la sociología de la cuenca. Sin embargo, estos estudios siempre deben ser actualizados.

¿Cómo afectaría la amenaza de la actividad minera en el Caura al trabajo que los investigadores y ONGs están realizando en?
Pasaríamos de hacer estudios de línea base a valorar el impacto ambiental y social de la actividad minera y a elaborar estrategias para garantizar la permanencia de aquello que no sea afectado por la minería. Haríamos, pues, investigación de salvamento.

¿Creen que el proceso de "reconversión laboral" implementado por el Gobierno Nacional ha contribuido a este desvío de los mineros hacia el Caura?
Este proceso sacrifica Imataca y Guaniamo para salvar lo que queda del Caroní y el Caura. A mi juicio el costo es muy alto. Sin embargo, es el único plan racional de manejo de una actividad violenta y perturbadora como la minería ilegal.

¿Es posible un desarrollo sustentable en esta cuenca, cuáles pueden ser, quién lo haría, el Estado o el sector privado?
Sí, sí es posible y ello debería ser tarea de todos bajo la tutela del Estado. En el Caura, el sector sur indígena estaría en co-administración del Estado y los indígenas que allí habitan. En el sector norte la situación es más compleja pero debieran participar todos aquellos que están de acuerdo en que cualquier desarrollo para la zona debe ser socialmente pertinente, económicamente rentable y ecológicamente respetuoso de la integridad de los ecosistemas del Caura. Su fin último es conseguir elevar la calidad de vida de los caureños garantizando al mismo tiempo que sus descendientes podrán disfrutar de la riqueza y hermosura de este gran río.

Una actividad que desarraiga
Para el antropólogo Alex Mansutti, la actividad minera ilegal promueve el desarraigo. “El minero destruye el sitio donde mora sin importarle nada sino el rendimiento en oro de su actividad. Promueve el oportunismo porque convierte al hombre en un cazador de bullas a las que se mueve sin pensar si hace o no daño a los otros; lo fundamental es aprovechar la oportunidad; los mecanismos de reciprocidad y solidaridad se fortalecen dentro del grupo de mineros para poder confrontar a quienes se le oponen. Promueve la violencia y las cayapas, estamos cansados de ver enfrentamientos de todo tipo como las turbas de minero que sin consideración alguna se meten donde hay oro sólo porque les da la gana. Indígenas, empresas y trabajadores de la tierra y del turismo se han visto gravemente afectados por la violencia ejercida por las turbas de mineros ilegales”.

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