05 abril 2006

Escudo Guayanés…tierra incógnita




Uno de los resultados más importantes que arrojó el Taller Internacional sobre Prioridades de Conservación para la Biodiversidad de la Guayana realizado en Paramaribo (Suriname), es que más de la mitad del territorio del Escudo Guayanés no ha sido explorado


En abril de 2002, en la ciudad de Paramaribo (Suriname), durante el Taller Internacional sobre Prioridades de Conservación de la Biodiversidad de la Guayana, un centenar de investigadores expertos en biología y socioeconomía de esta región, quedaron sorprendidos al saber que más de la mitad del territorio del Escudo Guayanés no ha sido explorado. Otto Huber, director científico del mencionado taller y reconocido investigador alemán con muchos años de trayectoria en nuestro país, fue testigo de ese asombro.
Sin embargo, tres años después de la reunión de Paramaribo, Huber está convencido que “es el comienzo del camino para llevar adelante el mejor conocimiento de esta maravillosa naturaleza guayanesa”. Hace tres años fue Paramaribo, ahora en 2006 le corresponde al I Congreso Internacional de Biodiversidad del Escudo Guayanés que se inicia mañana en la ciudad fronteriza de Santa Elena de Uairén, dar continuidad al camino trazado por el centenar de expertos que además de su asombro, dejaron plasmadas las prioridades y las recomendaciones de conservación para una de las formaciones geológicas más antiguas del planeta y que fueron recogidas en el informe “Prioridades de Conservación para el Escudo de Guayana, Consenso 2002”.

200 AÑOS SIN EXPLORAR
El doctor Otto Huber es biólogo, graduado en la Universidad de Roma, Italia, con postgrado en Botánica y Geografía en la Universidad de Innsbruck en Austria. Aunque nació en Alemania, su mirada ha estado puesta en la vegetación y flora de la Guayana venezolana desde que en la década del setenta realizara investigaciones sobre la botánica y la ecología de las sabanas del Estado Bolívar, especialmente de las cumbres tepuyanas. Actualmente es el director del Programa Neotropical de Corologia y Cartografia Vegetal "Alexander von Humboldt" (Corolab-Humboldt), e investigador visitante del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Registra más de 50 publicaciones que dan cuenta de su trayectoria académica y científica, entre ellas el mencionado informe de Paramaribo en el cual se hace énfasis en la urgencia de “identificar aquellas áreas que todavía no se conocen bien y necesitan más estudio”, porque tal como lo señala el documento, “más de 200 años de exploración no han aportado un conocimiento de la biodiversidad de la región concreto y verdaderamente integral”.
Aún la vasta extensión de los 2, 5 millones de kilómetros cuadrados de superficie del Escudo Guayanés es una “terra incógnita”.
Otto Huber explica que “si bien son más de 160 años desde que se ha tomado nota de esta peculiaridad de la vida vegetal y animal de la Guayana, es sólo durante las últimas cinco décadas que se ha iniciado un estudio sistemático y al mismo tiempo más sintético y más comparativo sobre las características propias y sobresalientes de la biodiversidad de esta región casi siempre considerada una mera porción de la Amazonía”.
No obstante, considera que la publicación de la obra “Flora de la Guayana Venezolana” en nueve tomos y con más de 6500 páginas, así como también la divulgación de un sinnúmero de libros y artículos científicos sobre las distintas ramas de la biología y en especial de la biota guayanesa “representan hitos elocuentes sobre la magnitud de los avances alcanzados en tiempos recientes”.
“Hoy esta Guayana, -un verdadero escudo continental forjado por rocas proterozóicas de más de 2000 millones de años de edad-, no es solamente el basamento de uno de los paisajes montañosos más sugestivos del mundo, sino también un lugar apetecido por innumerables intereses de pobladores cercanos y lejanos, quienes todavía sueñan con encontrar allí, detrás de estos ríos y estos montes casi intocados, la ciudad encantada de El Dorado erguida sobre las míticas riberas del Lago Parime”.
Huber, al señalar la alta relevancia que reviste los ecosistemas del Escudo Guayanés, recuerda que “durante los millones de años en que la vida se ha ido desarrollando con todas sus formas y expresiones sobre la Tierra, las montañas de la Guayana con sus cumbres y vertientes empinadas y sus amplios valles y planicies han representado uno de los pocos lugares en el mundo, donde las plantas y los animales podían contar con un ambiente adecuado para su crecimiento sostenido y evolución progresiva. Por esta razón, la biota desarrollada en los distintos paisajes guayaneses presenta un carácter muy propio, no solo a nivel de las numerosas especies vegetales y animales endémicas, sino también en relación a las peculiares comunidades biológicas establecidas en los variados nichos que se han desarrollado a lo largo de un gradiente altitudinal de casi 3000 metros”.
En tal sentido , el investigador confía en que las reuniones periódicas que convocan a las personas “seriamente interesadas en lograr estos avances de nuestros conocimientos culturales y científicos en el ámbito guayanés puedan crear una comunidad humana, moderna y solidaria, asentada en la inmensa vastedad del Escudo de Guayana, pero unida en el deseo de convivir y disfrutar de la vida con base en una coexistencia fructífera y de respeto mutuo, no solo entre las diferentes comunidades humanas, pero también y especialmente con la generosa naturaleza guayanesa”. Un reto que desde mañana será el compromiso de quienes asistan al I Congreso Internacional de Biodiversidad del Escudo Guayanés, incluidos aquellos que toman las decisiones en políticas públicas.

Fuentes consultadas: www.bioguayana.org/”La Gran Sabana: Panorámica de una Región”, Cuadernos Lagoven, 1989/”Prioridades de Conservación para la Biodiversidad del Escudo Guayanés”, 2002.

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