01 septiembre 2005

Corredor Ribereño del Bajo Orinoco: hacia su conocimiento


Ecosistemas sometidos a fuertes presiones, alta contaminación en su margen derecha durante la temporada de aguas altas, uso de plantas medicinales, son algunos de los resultados de la investigación de la Uneg

¿Cómo se quiere lo que no se conoce?. Un ejemplo claro es lo que observamos a diario en una región tan privilegiada como Guayana donde vivimos a espaldas del majestuoso Río Orinoco.
No conocemos las inmensas potencialidades que ofrece el río padre y la rica biodiversidad que alberga a lo largo y ancho de su cauce. Entonces, ¿cómo quererlo?. Pero el empeño de investigadores como Judith Rosales, del Centro de Investigaciones Ecológicas Guayana de la UNEG, ha hecho posible reencontrarse con la ribera del Orinoco, luego que en el año 2002 comenzara a coordinar el proyecto Corredor Orinoco, el cual forma parte del subprograma Orinoco, una estrategia del programa interinstitucional de Fundacite, BioGuayana, y la UNEG, para la conservación de la biodiversidad de la región.
Cuenta con el apoyo de la Fundación La Salle y el Jardín Botánico de Ciudad Bolívar. Los recursos fueron gestionados por Fundacite y ascienden a 60 millones de bolívares.
Judith Rosales explicó que el objetivo fue estudiar las características relevantes en el corredor ribereño del Bajo Orinoco, entre Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana “con la finalidad de producir la base científica para la conservación y manejo de la biodiversidad y conocer las funciones de los ecosistemas de este paisaje ribereño”.
Para lograr este objetivo, Rosales comentó que se dividió el corredor ribereño en cinco paisajes funcionales, realizando un trabajo de campo durante los años 2003 y 2004 para abarcar las distintas fases de crecidas del río: aguas altas y aguas bajas. Las variables tales como: vegetación ribereña y suelos asociados, calidad de las aguas y sedimentos ribereños, aves, actividades socioeconómicas, percepción del ambiente ribereño, poblamiento, potencialidad de ecoturismo fluvial, necesidades de restauración; fueron analizadas espacialmente con apoyo de un sistema de información geográfico.

Avances del proyecto
El estudio de los paisajes ecológicos, uso de la tierra y prioridades de conservación en el corredor ribereño Bajo Orinoco, realizado por Militza Rodríguez Sojo y Judith Rosales “determinó que estos ecosistemas están sometidos a fuertes presiones por diversas actividades económicas y el crecimiento poblacional de las principales ciudades como Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana”. Hasta el momento se tienen identificadas siete categorías de usos y coberturas de la tierra, de las cuales el 26,34 por ciento son de sabana y 21,37 por ciento son de bosques. “La menor proporción (0.52%) está constituida por áreas descubiertas (suelo desnudo)”.

Bosques del corredor ribereño
Los resultados preliminares del estudio de los bosques inundables del Corredor Ribereño en el Bajo Orinoco, realizado por Wilmer Díaz y Judith Rosales arrojan que la familias: Euphorbiaceae, Fabaceae, Caesalpiniaceae, son las más importantes así como las especies como el caramacate negro (Piranhea trifoliata), Cordia sp., Swartzia sp. y Ocotea sp. “Hasta el momento, la composición florística dominante corresponde a bosques inundables”.

Avifauna
El estudio sobre la variación espacio-temporal en la composición de la avifauna del Corredor Ribereño del Bajo Orinoco, elaborado por Sara Leal, Hernán Castellanos, Rosauro Navarro, Oly Angulo y Judith Rosales, ha identificado un total de 237 especies de aves, distribuidas en 15 órdenes y 38 familias. Pudieron observar que las aves que se nutren principalmente de insectos (insectívoros) tienen mayor presencia durante la estación de aguas altas y bajada de aguas del Orinoco; mientras que aquellos que se alimentan de animales y de granos (granívoros) son más comunes durante aguas bajas.

Bacterias
Los investigadores Asmine Bastardo, Héctor Bastardo y Judith Rosales han encontrado los más altos niveles de contaminación bacteriana en los tres sectores del Orinoco estudiados durante la época de aguas altas. El estudio sobre la variación de las bacterias coliformes totales y fecales en el Bajo Río Orinoco evidenció una alta contaminación en su margen derecha durante la temporada de aguas altas “en sectores donde se ubican Ciudad Guayana y su zona industrial y la población de Los Castillos de Guayana”.
Mientras que en la misma época, en la margen derecha, a la altura de la población El Almacén, antes de Ciudad Bolívar, “los niveles de coliformes totales y coliformes fecales fueron muy bajos lo cual coincide con la ausencia de actividades industriales y poblaciones capaces de modificar con sus descargas la calidad de las aguas en este sector”.

Metales en el fondo
Las lagunas Las Arhuacas, ubicada cerca de la isla de Mamo, sector Las Galderas, Los Cardonales, ubicada en el sector Cambalache e influenciada por las lagunas de los lodos rojos de la empresa CVG-Bauxilum y la laguna Los Caribes, ubicada en el sector industrial Matanzas, entre las empresas CVG-Venalum, Cementos Guayana y CVG-Bauxilum, fueron estudiadas por los investigadores Narayan, Sánchez y Rosales, para determinar las cantidades de aluminio, hierro, plomo y cromo en sus sedimentos.
“En los resultados preliminares de los parámetros físico-químicos de las tres lagunas se observaron variaciones bien definidas en los diferentes períodos que conforman el ciclo hídrico del río Orinoco y sus planicies de inundación”.

Potencial turístico
Es innegable el valor turístico del Río Orinoco, pero la investigadora María Isabel Blanco Quintero quiso ir más allá en el estudio del potencial turístico del área. Se dedicó a estudiar “la estacionalidad del ecosistema ribereño del Bajo Orinoco como un factor para evaluar el potencial turístico del área y proponer potenciales productos eco turísticos asociados al río para un desarrollo local sustentable”. Los resultados obtenidos evidencian que el paisaje a lo largo de los 71.988 km2 que cubre el Orinoco entre los poblados El Almacén y Los Castillos de Guayana nunca será el mismo. Quintero observó que la dinámica estacional del río, genera cambios en la planicie de inundación. “Los recodos, las lagunas del complejo orillar y las islas son igualmente cambiantes, pues siempre hay nuevos aportes de sedimentos que se depositan y le dan una configuración nueva en cada estación, un nuevo paisaje”.
Asimismo, Quintero analizó la belleza escénica del Corredor Ribereño del Bajo Orinoco como servicio ambiental. “Esta imagen del río y su belleza paisajística cambiante, es un recurso turístico que debe ser estudiado y valorado económicamente para su conservación”. La especialista propone la comunidad junto con los organismos públicos y privados “deben garantizar a través de un fideicomiso destinado al pago por servicios ambientales para asegurar su conservación. Se puede deducir que valorar la belleza escénica del corredor ribereño del bajo Orinoco, es un medio para su sostenibilidad. Este servicio ambiental puede estimular aún más el turismo fluvial sustentable a lo largo del Corredor”.

Plantas medicinales
El uso de las plantas con fines medicinales por parte de las comunidades cercanas a la ribera del río Orinoco fue otro aspecto analizado por los investigadores Janneth Rueda y Judith Rosales quienes realizaron entrevistas semi estructuradas abiertas a una muestra de 75 pobladores de El Almacén, Ciudad Bolívar, Las Galderas, Ciudad Guayana y Los Castillos de Guayana. Se pudo constatar que 131 especies de plantas tienen un alto valor utilitario, “de las cuales 90 pertenecen a la flora característica del bosque ribereño”, por lo que las investigadoras sugieren profundizar en el conocimiento de estas especies en beneficio de la población ribereña.