02 septiembre 2005

Aplicarán pruebas neurológicas para conocer efectos del mercurio

El grupo de investigadores conformado por Darío Bermúdez y Sergio Milano de la Uneg y Salvador Penna, de la UDO, aplicará las pruebas a un total de 34 personas seleccionadas en las poblaciones de La Paragua, El Manteco y Los Guacos

La investigación sobre los niveles de mercurio en las poblaciones localizadas en el área de influencia del embalse de Guri, que inició la Universidad Nacional Experimental de Guayana (Uneg) en 1999 llegará a su fase culminante este mes de abril de 2005 con la aplicación de las pruebas neuro conductuales en las poblaciones de La Paragua, El Manteco y Los Guacos.
El equipo de investigadores conformado por Darío Bermúdez y Sergio Milano de la Uneg y
Salvador Penna, coordinador del Grupo de Investigadores de Reproducción Humana de la UDO estará realizando durante un lapso de siete días una serie de pruebas para evaluar los síntomas y signos neurológicos de las personas objeto de estudio.
Esta investigación contó con el apoyo financiero de la Organización Internacional de Energía Atómica y el apoyo logístico de instituciones como CVG, Edelca Guardia Nacional y la Universidad Central de Venezuela.

Afectación neurológica
El coordinador de la investigación, Darío Bermúdez explicó que las pruebas neurológicas que serán aplicadas responden a los patrones establecidos por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, Onudi, las cuales ya fueron empleadas en otras latitudes con buenos resultados. Por su parte, el investigador Salvador Penna, resaltó que estas pruebas han sido estandarizadas previamente para “detectar el compromiso o el daño que pudiera ocurrir a nivel del sistema nervioso central, es decir el cerebro, afectando algunas funciones como la visual y la coordinación motora, que se refiere a los movimientos”.
“El problema del mercurio es que como es un metal que –dependiendo de la especie química con la que esté en contacto la persona, puede pasar directamente al cerebro y atravesar membranas como la placenta afectando así las funciones corporales tanto de la madre como del feto y eso se puede manifestar desde el punto de vista neurológico”.
Por otra parte, el antropólogo Sergio Milano, encargado de realizar el estudio socio económico de las poblaciones estudiadas, añadió que la selección de las 34 personas escogidas para aplicarles las mencionadas pruebas se basó en el muestreo intencional “porque son gente que mostraron ciertos síntomas de intoxicación por mercurio, de ahí que ellos van intencionalmente a la prueba para conocer su capacidad motriz”.
La selección de la muestra se hizo en el año 2001 cuando se eligieron dos grupos: el “expuesto” integrado por 50 personas de El Manteco, 34 de La Paragua y 13 personas de Los Guacos; y un segundo grupo “no expuesto” de personas escogidas en la misma universidad. Los criterios de inclusión para el grupo “expuesto” se basaron en las siguientes premisas: las personas tenían que tener más de un año en la zona; no podían consumir pescados provenientes del mar; sólo podían comer pescado del reservorio de Guri o de sus ríos tributario; tener una edad comprendida entre los 15 y 25 años; y tener un índice de masa corporal entre 18,5 y 29, 9 kilogramo por metro cuadrado. El grupo “no expuesto” debía cumplir todo estos requisitos a excepción de no comer pescado proveniente de Gurí o de los ríos tributarios. Del total de personas evaluadas, 34 fueron seleccionadas para aplicarles las pruebas neuro conductuales por presentar 6 o más partes por millón de mercurio en el cabello.

Pruebas específicas
Antes de aplicar las pruebas específicas, los investigadores realizarán un cuestionario que registra el estado de salud en general de la población seleccionada así como también un segundo cuestionario para conocer el tipo de exposición al mercurio, es decir no sólo si la persona está expuesta a los vapores producto de la minería sino también si consume pescado del embalse de Guri. Posteriormente, se emplearán las pruebas específicas que consisten en un examen clínico neurológico en el cual van aplicar pruebas de motricidad y de dominio sensorial, en la cual se incluyen la sensibilidad de contraste visual y la agudeza visual. Explicó Bermúdez que las primeras son pruebas de dominio cognitivo motor como la prueba de Santana que requiere un tablero especial, un cronómetro y un formulario de registro. “Con este tablero de 48 piezas marcadas con dos colores, blanco y negro, el paciente debe colocar las piezas con las dos manos haciendo un giro de 180 grados y colocar el negro hacia arriba y viceversa. Se mide en 30 segundos cuántas piezas puede girar correctamente”.
También realizarán el examen neurológico cuantitativo de Panicea, que graba con una cámara a los pacientes mientras están sentados haciendo los movimientos indicados por el examinador, de forma tan rápida y precisa que pueda. De igual forma, estiman cumplir con la prueba del tamborileo, en la cual un aparato evalúa la rapidez motora y de coordinación del paciente mediante un movimiento repetitivo rápido del dedo índice de ambas manos por un tiempo determinado. “En ambos casos, si la persona está expuesta continuamente a vapores de mercurio eso va al cerebro y afecta igual que si consume pescado con metil mercurio. Son los mismos signos y síntomas neurológicos. Pero para una persona que consume continuamente pescados carnívoros (como la payara y el pavón) se ve afectado, principalmente, en la motricidad y en la agudeza del habla”. Con estas pruebas, el investigador de la Uneg espera conformar una base de datos para futuras investigaciones en esta materia.

Resultados presentados en 2003
Los resultados de la investigación presentados en el año 2003 evidenció que la concentración de mercurio promedio en los pescados provenientes del reservorio Guri fue de: 0.19 microgramo por gramo de mercurio en 33 muestras de Coporo; 1.33 microgramo por gramo de mercurio en 18 muestras de Pavón y en la Curvinata fue de 2.50 microgramo por gramo de mercurio. El índice máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud es de 0.5 microgramo por gramo de mercurio, y si éste se encuentra en su forma tóxica, como metil mercurio, debería consumirse en menos de 0.2 miligramo a la semana.
Por su parte, los parámetros estadísticos con relación al contenido total de mercurio en los cabellos, reflejó que la población de Los Guacos presenta los niveles más elevados con 12.2 microgramos por gramo; mientras El Manteco registró 2.07 microgramos por gramo y La Paragua 5.21 microgramos por gramo de mercurio.
Sin embargo, a pesar de estos resultados, el coordinador del estudio, Darío Bermúdez dijo en aquella oportunidad que los valores de mercurio encontrados no eran “para alarmarse”, sino más bien indicadores de la necesidad de iniciar un programa de orientación en cuanto al consumo de peces, fundamentalmente en las mujeres embarazadas y en los niños de las poblaciones aledañas al embalse.

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